Flor: Galán de noche
En la oscuridad las sombras tomaron vida.
Vistió la noche su desvelo de imágenes.
Buscando colores para mis susurros,
me arrimé hasta tu boca.
Se fueron hinchando los labios de la luna
en el revés de un deseo.
Te observaron mis manos, sin prisa...
Mis ojos bebieron el fiero reclamo de tus pupilas.
Pero nunca levanté la mirada.
Un alucinante hálito nos traspasó.
Deliciosa sensación que no sabría decir
si fue de la noche o el rumor del amor.
Abrí surcos en mi pecho y anidé, acurrucaditas,
todas tus ternuras.
En un furioso ritual de intimidad,
se fue deshaciendo la penumbra.
Por unos instantes fue la luz
esa descontrolada complacencia.
A flor de piel, puro instinto.
Me rendiste mujer, hebra de fuego.
Rogué que entrara tu gracia en mi cielo.
Te ofreció mi cuerpo nocturna morada.
Habitada por el murmullo de un gemido,
tibia fluyó la miel que me entregabas.
En el silencio de la noche,
muy amada y tuya,
te besé.
La noche también gime…