martes, 14 de junio de 2011

Para una partida

De pronto zarandean las memorias
por el ojal del alma,
caducos calendarios de ayeres
tan deslizados de fecha y a la vez,
reverberando nuevas telarañas.

No sé cómo es este adiós apretado
que apenas mitiga silencios
en mortaja de vacíos,
suspiro molido de albas.

Cansados los pies, arrastran
dolores que se hacen llagas y sangran…
¿Qué pena no supura en carne viva su pus?
Pústulas de sombras gimiendo despojos.

Circular por el aljibe,
de faz, las luces de la alborada
de giro, los agujeros de la noche
donde siempre acaban rendidas
las esperanzas.

Anida certera la idiota espera
de un resucitar de pasiones
que no ha de calmar ya, de seguro,
ni la inquieta posibilidad de lo posible.

Sombría vigilia de un fantasma,
se desploman los ojos
en la penumbra de una historia
que no logró ser destino. 


No era que su
pena fuera buena
era que solo
tenía esa pena
la lloraba
la bendecía
la maldecía
la rescataba
jugando a veces
a ser silente
la despojaba
de risas
la volvía atar
de un hilo
la encabuyaba
la soltaba
al aire
la miraba
de lejos
le sonreía
la rescataba
la acercaba
la acariciaba
luego
la escupía
no era que su
pena fuera buena
era que solo
tenía esa pena...
 
Autor: Luz María  López
© todos los derechos reservados
 
 

1 comentario:

  1. Hermoso, me dejas anonadado, que tremenda trama de tu alma, de tu poesia hermosa, te adoro, tremenda niña.

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