viernes, 13 de enero de 2012

CAYENDO SOBRE LAS ALAS

Con la  tibia sutileza enredada entre  sus dedos
le arrullaba el  alma y  le ofrendaba un sueño
con la bendita intención de ser
el bálsamo de sus ofuscaciones

mentía ella cada vez su vestido de verdades
ensayando muy tranquila la sentencia  que
dejaría ante los ojos de esas auroras
atestadas de rumores con sus obvios
y penitentes olvidos

sucedía invariablemente que entre
risas y  desolaciones  se iba pronunciando la
curiosa sensación de andar siempre entre vacíos,
lapsos que registraban historias a medias
huyendo  a ser el folleto
completo de un ayer

¡y qué rayos importaba!
¡solo trataba de ser feliz!
con eso en mente el sano engaño
procuraba a diario suspiros y sueños
que de otro modo estaba  vetados de su vida,
no porque no los mereciera,
sino porque ya no los pretendía
de ningún otro modo

sin siquiera entender el estúpido
por qué de sus máscaras, reiteraba
en la soledad de sus días que algún día
sería verdad toda esa mentira

no era que burlara el destino que se arrimaba
con la inmensa fuerza de un capricho,
era simplemente que el disimulo cargaba
un sabor a misterios que le venía de maravilla,
una historia cada día y un recuento cada vez

se había acostumbrado ya a negar el tiempo
que le ataba a un desacierto que con ella envejecía
mas en la penumbra de sus desdenes
desmerecían los colores de los pétalos
que se abrían ante el nuevo cielo
de su dulce sonrisa, de su mirada de niña,
de su cuerpo que poco entendía de
centelleos entre las piernas de una mujer

negándose al amor como al placer
pronunciaba siempre que lo uno sin lo otro ni valía
pero imaginaba en sus momentos de soledad que
su estúpida agenda de vida solo terminaría
reflejando en el pliegue de sus arrugas
la suma de dolores viejos con dolores nuevos

si se atreviera tan solo a atrapar un destello
de entre las manos de ese latente conjuro
quizá la puerta de par en par abriría
mas en su asiduo mariposeo por los
desfiladeros del amor, deambulaba la serena
mariposa en un aturdido vuelo sin alas
despenándose siempre hacia el suelo
en un simple guiño de clamor...



Luz María López  
2012  © todos los derechos reservados

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